¿El optimismo tiene beneficios en la calidad de vida? Esto dicen los expertos

¿El optimismo tiene beneficios en la calidad de vida? Esto dicen los expertos

En etapas avanzadas de la vida, una actitud positiva podría estar relacionada con una mayor longevidad.

Hoy en día, el ritmo acelerado, el estrés y las presiones sociales, por mencionar algunos factores, han puesto en primer plano la importancia de cuidar la salud mental. Lejos de ser un aspecto secundario, se ha convertido en un pilar que condiciona tanto la calidad de vida como la forma en que se desarrollan o se agravan enfermedades crónicas, especialmente en etapas avanzadas de la vida.

“Cuando una persona mantiene la convicción de que su vida tiene valor y propósito, incluso en presencia de dolencias físicas, su cuerpo responde mejor: se cuida más, duerme mejor, come mejor, se mueve con más confianza”, dice el doctor Alejandro Herrera, psicólogo clínico de la Universidad Externado de Colombia, con décadas de experiencia en pacientes mayores con enfermedades como diabetes, hipertensión o problemas cardiovasculares.

El especialista también explica que esta afirmación se respalda en evidencia: la salud mental positiva se asocia con hábitos más saludables, mejores relaciones sociales y un manejo del estrés más eficaz, lo que previene el agravamiento de enfermedades crónicas.

La doctora Mariana López, investigadora en epidemiología y salud pública del Ministerio de Salud, añade que “una actitud de optimismo, gratitud y perdón no es solo consuelo psicológico, es un factor de pronóstico real: estudios longitudinales muestran que quienes la mantienen tienen menor mortalidad, menos complicaciones y tiempos de recuperación más rápidos”.

López también advierte que “el estrés crónico, la ansiedad prolongada y la depresión modifican el sistema inmunológico, aumentan la inflamación, dificultan dormir y ralentizan la recuperación”. Por lo tanto, cuidar la mente implica también reducir factores biológicos de riesgo para muchas enfermedades. Herrera coincide y resalta que “el bienestar emocional actúa como amortiguador de los embates físicos: fortalece el sistema inmune, regula hormonas, mejora la presión arterial y reduce la inflamación sistémica”.

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En su práctica clínica, Herrera ha observado cómo pacientes con enfermedades crónicas que cultivan sentimientos de gratitud y perdón tienden a experimentar una felicidad más estable y duradera. Estas actitudes funcionan como un puente entre la salud mental positiva y el bienestar real, porque no se limitan al pensamiento optimista, sino que generan efectos visibles en la vida cotidiana.Nunca creí encontrar tiquetes tan baratos

Por su parte, López destaca que ha trabajado con programas que buscan fortalecer la llamada mentalidad de crecimiento en adultos mayores, y asegura que los resultados son claros: cuando las personas creen que aún pueden aprender, adaptarse y mejorar, incluso con una enfermedad crónica, se sienten más seguras para cuidarse, confían en sus capacidades y adoptan hábitos más saludables.

Desde la perspectiva de políticas públicas y del cuidado individual, ambos expertos coinciden en varios puntos clave:

1. Promover intervenciones tempranas que fortalezcan actitudes positivas: programas de gratitud, perdón, sentido de propósito y mentalidad de cambio.

2. Apoyar redes sociales saludables: vínculos familiares, comunitarios, intergeneracionales y de apoyo emocional.

3. Integrar la salud mental: en la atención de enfermedades crónicas, no como algo separado, sino como parte inseparable.

4. Fomentar estilos de vida que acompañen esa buena actitud: ejercicio, buena nutrición, sueño adecuado, descanso mental y evitar sustancias nocivas.

El panorama en Colombia

En el país, el 66,3 % de los ciudadanos ha vivido algún problema de salud emocional, según la Encuesta de Salud Mental del Ministerio de Salud y Protección Social de 2023. La preocupación crece si se tiene en cuenta que en 2024 se registraron 2.984 casos de suicidio, de acuerdo con Medicina Legal. Este panorama confirma que las dificultades emocionales no atendidas pueden tener consecuencias graves y que resulta urgente generar conciencia.

Más allá de lo emocional, el optimismo se asocia con beneficios concretos en la salud física. En etapas avanzadas de la vida, también se relaciona con mayor longevidad, lo que refuerza la idea de que no es solo un recurso psicológico, sino un factor determinante en la calidad de vida.

La relación entre pensamiento positivo y salud cardiovascular ha sido ampliamente estudiada. Especialistas de Johns Hopkins Medicine identificaron que mantener una actitud optimista ayuda a reducir la inflamación producida por el estrés, un mecanismo que daña el sistema cardiovascular. Asimismo, investigadores de la Universidad de Duke encontraron que pacientes con angina crónica que mantienen una visión esperanzadora logran un mejor pronóstico y una vida más satisfactoria.

El ánimo positivo, además, cumple un papel esencial en momentos de tensión. Al reducir la reactividad emocional negativa, facilita una recuperación más rápida frente a situaciones estresantes y favorece la resiliencia, una herramienta práctica frente a los desafíos cotidianos.

Para la doctora Marcela Pérez, directora médica de Abbott, la clave está en entender el verdadero significado del pensamiento positivo: “No se trata de negar las dificultades ni de bloquear los pensamientos negativos, sino de aprender a darles un lugar sin permitir que dominen la percepción de la realidad. Orientar la mente hacia lo positivo permite ver oportunidades en los retos y valorar lo mejor en los demás. Esta práctica constante, apoyada en herramientas como la meditación, favorece la calma, la creatividad y la reducción de síntomas depresivos”.

Entre sus recomendaciones, la experta plantea reconocer la negatividad en áreas como el trabajo o las relaciones para replantearlas, encontrar humor en lo cotidiano, rodearse de personas que aporten motivación y distintas perspectivas, y cuidar el diálogo interno para evitar la autocrítica excesiva o las comparaciones dañinas.

En definitiva, el impacto de la salud mental positiva no se limita al plano emocional, pues se refleja en hábitos, en la manera de afrontar el dolor, en el cuidado del cuerpo y en la forma de relacionarse con otros. Los expertos coinciden en que cultivar gratitud, perdón, mentalidad de crecimiento y vínculos sociales sólidos no solo mejora la calidad de vida, sino que puede prolongarla. No es una receta mágica, pero sí una herramienta poderosa para enfrentar el envejecimiento.